martes, 20 de diciembre de 2011

Don't Go Home - Ji Yong-shii Mini Story



Una brisa de aire hizo que abriera sus ojos lentamente. Su imagen aún era algo borrosa, su cabeza le dolía demasiado y su cuerpo pesaba. Los tímidos rayos de sol deslumbraban sus pequeños ojos dejándola algo desconcertada. Quizás fuera la falta de sueño o su poca memoria, pero no recordaba aquella habitación. Tenía un gran ventanal con un balcón desde el que se podía divisar la ciudad de Seúl. Al lado de donde descansaba dormía plácidamente un pequeño cachorrito, que al verla despierta se acerco a ella juguetonamente.

El perrito intentaba morder sus finos dedos pero al parecer ella era mucho más rápida. Por más que lo intentaba no los alcanzaba. No pudo evitar soltar una pequeña carcajada cuando vio como el cachorro se iba enojado a su camita. Era realmente tierno. Sin previo aviso, unos brazos se amarraron a su cintura, apegando su cuerpo al de ella. Aquellas manos comenzaron a acariciar con cuidado sus brazos desnudos, obligándola a cerrar sus ojos algo asustada ¿Quién descansaba a su lado?

- Mmm – abriendo sus ojos para mirar el tatuaje que adornaba aquel brazo - ¿Dolce Vita? – pronunció muy bajo

Sus tímidas palabras provocaron que aquella persona se moviera, juntado su cabeza con la de ella. Su cuerpo se tenso. Un millón de preguntas llegaron a su mente ¿Qué hacía en una cama ajena? ¿Quién era aquella persona? ¿Cómo se conocieron? y la peor de todas ¿Qué habían hecho? Por más que intentaba darle respuesta a aquellas preguntas no podía, sinceramente ni siquiera sabía la razón por la que había llegado allí.

- Veo que ya te despertaste – dijo con voz soñolienta
- ¿Mmm? – despertando de sus pensamientos
- Buenos Días amor – dándole un beso en la mejilla – Espero que hayas descansado bien
- ¿Ah? – confusa - ¿Quién eres tú? – girándose a verlo - ¿Qué…

Sus ojos se encontraron con un lindo chico de ojos achocolatados que la miraba con cierto desconcierto. Su cuerpo estaba perfectamente tapado por aquellas sábanas blancas, menos su pecho que quedaba al descubierto. Tenía un precioso pelo negro que cubría su ojo derecho, alrededor de su cabeza se podía ver una linda cinta que adornaba su cabello dándole un aire inocente. Aquel chico era realmente hermoso. Dejó de mirar con curiosidad a su acompañante e inconscientemente miro debajo de las mantas que la tapaban, sorprendiéndose al percibir que estaba en ropa interior 

- Yo creo…- algo nervioso – creo que mejor me voy a bañar – saliendo de la cama
- ¡¡Ahhhh!! – grita - ¡¡Estas desnudo!! – tapándose su carita con la sábana
- ¿Ah? – dándose cuenta – Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento – tomando una de las sábanas y tapándose – Perdón – avergonzado, entra corriendo al baño

Tapó su cara con aquellas sábanas hasta que noto como abrían el agua de la ducha. Una y otra vez volvía a mirar su cuerpo ¿Cómo era posible que estuviera en aquel estado? Rápidamente se levantó de la cama y comenzó a buscar su ropa. Después de mucho rato la halló al lado de donde descansaba aquel chico, envuelta en su propia ropa. Se vistió lo más rápido que pudo y se asomó a la puerta de aquella habitación, al parecer no había nadie a la vista. 

Recorrió en silencio aquella sala divisando a lo lejos la puerta de salida, apresurando su paso al verla.

- Así que mi hyung paso una buena noche – dijo una voz

Giró su rostro y se encontró con un chico que aparecía a su lado con una bata blanca. Era algo más alto que el otro muchacho. Perezosamente se acercaba a su lado acariciando sus ojos, intentando de alguna manera despertarse. No sabía como reaccionar, así que salió corriendo de la habitación, escuchando a lo lejos un “espera” de los labios de aquel joven. 

Corrió todo lo que pudo y llegó a la habitación de su amiga, comenzando a tocar desesperadamente la puerta.

- Fei abre – decía nerviosa – Abre por favor – abrazándose a si misma
- ¿Qué pasa unnie? – abriendo adormilada la puerta
- Gracias – entrando bruscamente 
- ¿Unnie? ¿Te pasa algo? – cierra la puerta, mirándola con preocupación
- No nada, me voy a bañar

Se fue a su habitación inmediatamente, tomó algo de ropa y se duchó. No dejaba de pensar en todo aquello ¿Qué había pasado? Intentaba recordar pero no podía, no hallaba nada en su mente, la desesperación podía con ella. Secó su cuerpo lentamente, intentando que algo viniera a su cabeza, pero no servía de nada. Se vistió y fue a su habitación. Acostó su cuerpo en aquella cama y se quedó mirando el techo del cuarto. Todo era tan desconcertante…

Después de un rato decidió salir de allí. Caminó por la sala y se sentó en uno de sus sillones. Necesitaba pensar, pero la verdad no sabía sobre que ¿Por qué no recordaba nada? ¿Será que….la emborrachó? El timbre comenzó a sonar. Sus pies comenzaron a caminar hacia la puerta abriéndola rápidamente.

- ¿¡Tu?! – dijo algo asustada
- Hola…- con voz nerviosa – Necesito hablar contigo…- avergonzado
- ¡¡Unnie quién es!! – gritan desde atrás
- Nadie Fei – notando como la chica se acercaba a donde estaban ellos – Te había dicho que no era nadie – algo molesta
- ….- se quedo estática 
- ¿Fei estas bien? – moviéndola – Ehh responde
- Unnie…- tragando saliva - ¿Qué haces con oppa GD?
- ¿Ahh? – sorprendida – Él no es oppa GD – dijo riendo – Ni siquiera se parece
- Sí lo es, lo reconozco perfectamente – se acerca al chico – Mucho gusto en conocerte oppa – reverencia
- Igualmente Fei – devolviéndole el gesto
- ¿Puedo pedirte un autógrafo? – nerviosa
- Si claro – sonriente - ¿Dónde quieres que te firme? 
- Oh!! – corre a la mesita y toma una foto - ¿Puede ser aquí?

Mis ojos miraban incrédulos toda aquella situación ¿Era él? A mi mente vino aquel tatuaje, Ji Yong tenía dos en sus antebrazos, “Dolce Vita” y “Moderate”. Busqué con mi mirada sus brazos y me fijé en ellos, desgraciadamente tenían esas dos palabras. Mi corazón comenzó a acelerarse ¿Había pasado la noche con él? ¡¡Eso era imposible!! Su cabeza era un completo caos, no sabía que hacer o decir. De sus ojos comenzaron a salir unas pequeñas lágrimas, por suerte Fei había ido a coger su cámara, evitando que la viera llorar.

- ¿Qué te pasa? – dijo preocupado acercándose a ella
- Estoy bien – retrocediendo – No me pasa nada – aumentando sus lágrimas
- Si te pasa – toma su rostro y lo levanta - ¿Por qué lloras amor? – dijo tiernamente
- …- no responde, desvía su mirada y gira su cabeza para no verle a los ojos
- Ven – abrazándola, haciendo que apoyara sus brazos en el pecho del chico – Tranquila – besando su cabello 

No sabía porque lloraba ¿Impotencia? ¿Enfado? ¿Alegría? ¿Qué era? Solo sabía que en sus brazos se sentía muy bien, se sentía protegida. Y aquel sentimiento me asustó, Fei llegó de repente y nos vio abrazados, empujé a aquel chico bajo su mirada desconcertada y salí corriendo a mi habitación.

En mi mesa de noche reposaban los pasajes que me llevarían esa noche de vuelta a mi país. Tomé mi móvil y marqué el número de mi mamá, necesitaba adelantar el vuelo para ahora, tenía que salir de allí. No me costó convencerla y después de unos minutos, ya me habían dado plaza para el avión. Mi maleta ya estaba lista, solo faltaban algunas cosas que guardaba en el baño. Recogí todo lo que era mío y revisé la habitación, no podía olvidarme nada. Una vez lista tome los boletos y salí a la sala, en cualquier momento llegaría el taxi.

- ¿Unnie a donde vas? – viendo que traía una maleta - ¿Te irás?
- Si Fei, nos vemos en casa. Adiós – pasando por su lado 
- ¡¡Espera!! – tirando de su brazo – No te puedes ir, el vuelo sale a las 9
- Lo siento, pero me acaban de llamar de la compañía, no quedaban plazas para ese vuelo y me cambiaron para el de ahora. Te llamaré cuando llegue ¿Si? – intentando soltarse
- No te irás – algo enojada – No hasta que no me contéis que ha pasado – mirando al chico que estaba sentado en uno de los sillones

¿Qué hacía él ahí? ¿Acaso no se había marchado ya? ¿Ahora que quería?

- Siéntate – tirando de ella y sentándola al lado del chico - ¿Qué pasó? – colocándose en frente de ellos

Nuestras brazos se rozaron. Noté como mi piel se estremecía al contacto de su cuerpo. A mis ojos llegaron millones de imágenes. Él. Aquella cama blanca. Nuestros besos y caricias. Nuestra ropa cayendo. Su cuerpo desnudo y…


- Quédate un día más por favor…
- No puedo, debo volver
- Entonces…
- ¿Si?
- Entonces déjame amarte una vez más…”

Sus mejillas se tornaron a rojo y sus ojos se quedaron mirando fijamente aquella maqueta que cubría el suelo del salón.

- Lo recordaste…¿verdad? – le dijo muy bajo, haciendo que su mirada se avergonzara
- ¿Recordar el que? – mira al chico - ¿Qué pasó oppa?
- Pues…- nervioso – Ella y yo…- suena el teléfono de la habitación
- Disculpad – contesta a la llamada – Si claro, ahora mismo baja – corta – Unnie el taxi de espera
- Es mejor que me vaya – se levanta pero alguien la detiene
- ¡¡No!! – dice el chico con lágrimas en los ojos – No te vayas a casa, por favor



“ Mi corazón esta gritando por ti las dos palabras de amor que no son  suficientes, déjame decir oh oh, no soy yo, pero eres tú quien vive y respira  dentro de mí…”


- ¿Qué…que has dicho? – lo mira sorprendida
- No te vayas a casa por favor – tirando de ella para abrazarla – Te lo suplico amor…- escondiendo su cabeza en su cuello
- Pe…pero…

Mis oídos no daban credibilidad a lo que oían ¿Qué no me marchara? Pero si solo había sido amor de una sola noche, bueno, por lo menos pensaba que para él era así. Hablaron unas escasas horas y luego todo se tornó borroso, solo recordaba haber hecho el amor con él. Sintió un millón de cosas al estar en sus brazos, pero tenía miedo, miedo de que se enamorara de alguien que la olvidaría al otro día. Ella misma se prohibió enamorarse de él, no podía, solo había sido sexo, pero a pesar de ello no podía negar lo maravilloso que fue pasar la noche junto a él…

Y ahora se encontraba en aquella situación, le pedía que se quedara a su lado, pero estaba asustada. Él era famoso, quizás solo fuera un capricho para el, solo habían pasado unas horas juntos como podía pedirle que cambiara el rumbo de su vida ¿Quién era?
Su tristeza se tornó en enojo, se sentía engañada y humillada, como se atrevía a decir eso, le había dicho la noche anterior que no se marchara, pero las palabras las borra el viento. Aún así nunca notó que dejara de tratarla con aquella dulzura que lo hacía, pero que debía pensar ¿Qué era el chico perfecto? ¿Qué viviría una relación de ensueño? No claro que no, esos cuentos los sepultó el pasado…

- No me pidas eso…- intentando separarse de él 
- Por favor amor, por favor – entre lágrimas
- Ji Yong no me pidas algo que de verdad no sientes – reteniendo sus lágrimas – No me mientas – empujándolo
- Amor espera por favor – siguiéndola
- Déjame Ji…

Bajaba con inestabilidad las escaleras del edificio con mi maleta a cuestas, todo se volvía borroso por mis lágrimas, el suelo daba vueltas debajo de mis pies, pero no podía detenerme. Detrás de mi Ji seguía suplicándome que no partiera, pero por más que quisiera no podía hacer caso a mi corazón sino utilizar mi razón. El taxista guardó mi equipaje en el maletero mientras yo me sentaba en el auto. Las suplicas de Ji se habían acabado hacía unos segundos ¿quizás se cansó? Río para si misma, “fue bonito mientras duró” dijo para sí.

Se escucho un ruido desde la puerta contraria a la suya, Ji acababa de entrar en el auto. Sus ojos no podían creer lo que veía, ¿Qué demonios hacía allí? Antes de reaccionar el taxi comenzó a caminar dejándola algo desconcertada. Cuando miró por el cristal el no estaba…

- ¿Qué haces aquí? – sorprendida
- No pienso dejar que te marches – acercándose a ella – y sino quieres quedarte, me iré yo contigo
- ¿Qué? – confusa – Pero tu…yo…tu…
- Shhh – apoyándola contra su pecho – No hables por favor…
- No debes estar aquí…- escondiendo su cabeza en su pecho
- No me alejaré de ti, no me pidas algo que no puedo hacer amor – levantando su rostro
- No me llames así…- saliendo sus lágrimas - ¿Por qué lo dices con tanta ternura y amor? 
- Porque…- baja la cabeza
- ¿Por qué? – animándole a seguir
- Porque…

El taxi frenó de repente haciendo que con el movimiento él y yo nos besáramos. Quise separarme pero sus labios atraparon los míos. Lentamente los acariciaba y los saboreaba, con delicadeza los besaba mientras tocaba mi mejilla. Realmente necesitaba ese beso, no quería que terminara, pero no podía caer en su juego. A los pocos minutos reaccionó y se separo de él, saliendo rápidamente del auto. Por suerte ya habían llegado al aeropuerto, pago al taxista y tomó su maleta. Ji aún seguía con la mirada triste dentro del coche, sentía su corazón quebrarse por actuar de aquella manera, pero era lo mejor.

Facturó su equipaje y fue a embarcar, había llegado algo justa de tiempo pero las azafatas le permitieron entrar en el avión. Sus pies caminaban lentos por aquel pasillo, dudaba de todo ¿realmente quería dejarlo atrás? ¿estaba siendo cruel o era justa? Sumida en sus pensamientos se sentó en una de las butacas del avión y se quedo mirando pensativa por el cristal. La añoranza la invadió, tenía miedo, ¿por que añorar algo que ni siquiera había comenzado?

Abrochó el cinturón alrededor de su cadera y recostó su cabeza sobre el sillón. Las azafatas comenzaron a revisar todas las butacas cerciorándose de que todos estuviesen con el cinturón abrochado. Cerró sus ojos intentando encontrar algo de calma, realmente le ponían nerviosa viajar, su corazón se solía alterar y a veces dolía. Comenzaron las indicaciones en caso de emergencia, todo iba de maravilla hasta que…

- Por favor que alguien saque a ese chico de la pista de aterrizaje por favor – decían por el altavoz
- Ji…- dijo en un susurro

Comenzó a mirar por la ventana, pero no podía ver nada ¿qué debía hacer? Necesitaba saber si era él. 

- Disculpe – le dice a la azafata - ¿Qué es lo que pasa?
- Oh, un joven está en medio de la pista de aterrizaje y no podemos despegar – algo nerviosa
- ¿Por casualidad no será moreno? – pregunto
- Si creo que sí – desconcertada – Llevaba un gorro algo extraño y unas gafas de sol – intentando recordar 
- Creo que puedo serles de utilidad – le respondió – Se como sacarlo de la pista de aterrizaje, pero necesito confirmar si es el
- ¿Acaso…- no termina
- Es mi novio 

¿Su novio? ¿Por qué lo llamó asi? Daba igual, camino junto con la azafata y llegaron a la cabina de los pilotos. Quería llorar, echar a correr. Era Ji, realmente era el que estaba allí abajo. Sus lindos ojos estaban tapados por aquellas gafas, pero notaba varias lágrimas en su rostro. Sus puños estaban cerrados, notaba su impotencia, su desesperación. No sabía si aquello era real, ¿Ji esperaba por ella?

- La señorita ha dicho que puede sacar al muchacho de la pista – le comento la azafata a el piloto 
- ¿Crees que podrás? – le pregunto a ella
- Si claro – saliendo de la cabina 

Nerviosa bajaba los escalones de aquel avión. Las azafatas le dieron ánimos y sin más cerraron de nuevo la puerta. Camino vacilante hasta donde alcanzó a ver a Ji, seguía con la cabeza gacha y con la mirada perdida. 

- Ji…- lo llamo – Ji…- volvió a repetir - ¡¡Ji Yong!! – alzando la voz

Sus ojos se cruzaron con los míos, me miraba asombrado. Le hice una señal para que se acercara pero el seguía estático.

- ¿Me harás esperar? – incrédula – Entonces creo que tomaré al avión de nuevo – haciendo que se marchaba
- ¡¡No!! – grito – No te vayas amor – corriendo a su lado y abrazándose a ella – No se que haría sin ti – comenzando a llorar – Te necesito
- Ji…- correspondiendo su abrazo 
- Te amo…- le susurró al oído – Te amo demasiado…- separándose para ver la expresión de su rostro
- ¿Ji estas seguro d…- el avión despegó haciendo un gran estruendo
- Tu avión – dijo sorprendido – se ha marchado…
- Tranquilo, tomaré el siguiente – viendo como bajaba la cabeza – Ehh no te pongas así Ji – acariciando su rostro
- No puedo, lo siento – aumentando las lágrimas

Quizás no debía haberle dicho aquello, se veía demasiado triste cuando aquellas palabras salieron de mis labios. Inconscientemente acerqué mi boca a la suya y lo bese, al principio no me correspondió, pero luego reacciono rápidamente. Colocó una de sus manos en mi mejilla mientras que con la otra me acercaba a su cuerpo, haciendo más íntimo aquel beso. 

- Quédate…- decía entre besos – por favor…
- ….- solo sonríe – Espero que cuides bien de mi…- alejándose de sus labios
- ¿Te…te quedarás? – asombrado
- Sí – sonriente
- Amor…Claro que cuidaré bien de ti, te trataré como a una verdadera princesa – volviendo a besar sus labios

Había perdido la noción del tiempo. Salimos del aeropuerto y volvimos a su habitación de hotel, el avión de Fei no salía aún, pero prefería no decirle nada, ya habría tiempo para explicárselo. Todo el camino anduvo tomado de mi mano, de ves en cuando miraba hacia atrás buscándome, apretando mi mano cuando notaba mi sonrisa al ver como aún no creía lo ocurrido. Me senté en el sillón mientras Ji se fue a bañar, necesitaba relajarse.

- Así que volviste – dijo una voz conocida
- ¿Ah? – girándose a verlo – ¡¡Oh!! Debes ser TOP, ¿cierto?
- Jajaja si – ríe – Tenías al pobre Ji preocupado, andaba tristón – sonriente, se sienta a su lado – Así que tu eres la que le robo el corazón
- Pues…- nerviosa – supongo que sí…
- Mucho gusto en conocerte – besando su mano
- ¡¡Oye déjala!! – dijo Ji apareciendo – No quiero perderla de nuevo…- con cierto enfado y tristeza en su voz – Ven conmigo amor – tomando su mano con delicadeza
- Tranquilo hyung, no haré nada – sonriente – Me voy a pasear, no me esperes despierto – marchándose
- ¿Te hizo algo? – acariciando su rostro con preocupación
- No claro que no – ríe 

Me llevó a su habitación. Seguía igual de desordenada que como la habían dejado, no pudo evitar dejar escapar una carcajada al ver la habitación hecha un desastre.

- Lo siento – vergonzoso – Ahora mismo lo recogo…
- No te preocupes Ji, te ayudaré 
- Oh no, tu siéntate, yo recogeré – llevándola a la cama
- Pero quiero ayudar – con un puchero en los labios
- No quiero que te lastimes o esfuerces amor – dijo tiernamente
- No me romperé – riendo – Si yo no hago nada, tu tampoco – tirando de su camisa haciendo que ambos cayeran en la cama

Nuestros rostros quedaron muy cerca y nuestros cuerpos estaban el uno sobre el otro. Sus ojos me miraban con detenimiento, esbozando una sonrisa y a la vez mordiéndose el labio inferior.

- ¿Te pasa algo Ji? – preocupada
- No tranquila amor, es solo que aún no me creo que estés aquí – sonrojado
- Ji…- mirándolo tiernamente
- ¿Si amor? – encontrándose con su mirada
- Puedes…- nerviosa - ¿Puedes hacerme tuya una vez más?
- … - comenzaron a escapar unas lágrimas por sus ojos
- Ji…- asustada
- Te haré el amor cuantas veces me pidas, mi princesa – besando sus labios – Amor…
- ¿Mmmm? – sin separarse de sus labios
- ¿De…deseas ser mi enamorada? – nervioso 
- Por supuesto que…- notando como su mirada se tornaba confusa – si – sonriente, pasa sus brazos por detrás de su cuello – Lo haré encantada 


“ Lo que quise tanto, lo que soñé cada noche era tu amor…
  Ahora no puedo parar, cariño…
  Puedes contar conmigo…”


G.

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