martes, 24 de julio de 2012

Day by Day - Oneshot


L a lluvia brotaba con fuerza del cielo encapotado mientras las nubes oscurecían el firmamento aquella noche de invierno. Las calles húmedas y silenciosas guardaban cierto tono de tristeza en aquella fecha especial algo olvidada por el tiempo. Los pasos apresurados de las personas se hacían presentes en la vía principal, corrían de un lado a otro buscando un refugio para huir de aquellos pequeños cristales que inundaban la acera y evitar que su ropa ahora arrugada no se humedeciera. Llevaba vagando por la ciudad unas horas, quizás dos o tres, no podía saber con certeza el tiempo que perdió corriendo calle abajo ya que su reloj de pulsera paró sus manecillas al caer al suelo en su huída. Había olvidado el motivo de aquella visita sorpresa, hasta deseaba olvidar su propio nombre pero aquel sentimiento seguía tallado en lo hondo de su corazón, y a pesar de no querer recordarlo aquel órgano desgajado mostraba las imágenes en su mente una y otra vez como una película antigua. Dejó caer su cuerpo en aquel incómodo banco de la estación de tren, echándose a llorar ahora que tenía ocasión de estar sola, aquel era único lugar que tenía para ocultarse de todo y de todos, de la vergüenza y de la misma lluvia, allí nadie la buscaría, estaba segura de que sería uno de los últimos lugares de una gran lista a los que nunca se dirigirían

Desde el primer momento supo que aquel paso que daría no estaría bien, que sería un paso en falso y con claras consecuencias, apresuraba los hechos para no perderse nada de aquella relación antes de que él desapareciera como el frío viento en una noche de invierno, pero esta vez los acontecimientos fueron más rápidos y antes de que se diera cuenta aquella persona ya había jugado sus cartas y junto con su alma gemela se desaparecieron ambos. Nunca estuvo en su lista de actividades ni de locuras por amor hacer un viaje tan largo pero quizás quería afrontar la realidad y demostrarle a su corazón que todas sus esperanzas eran nulas desde hacía ya unas semanas. Parecía absurdo para una persona como ella arreglarse en aquellas circunstancias pero aun así aquella fe en su corazón seguía sin desaparecer, quizás por miedo o por buscar una manera desesperada de aferrarse a él, a fin de cuentas quería que por lo menos se llevara una última imagen de ella. La chaqueta negra de plumas rodeo su cintura con un pequeño cinto a juego bajo su pecho, unos zapatos de charol para no mojarse sus pequeñas piernas y una sombrilla oculta en su bolso de mano. Su estado de ánimo era indescriptible, se amontaban los sentimientos en su cabeza como restos de cenizas, grano a grano formaban un muro que no la dejaban verlas cosas con la claridad suficiente para darse cuenta de lo que realmente estaba pasando

Cayó en un pequeño charco al intentar saltar la valla de la parte trasera del edificio, mojando un poco las esquinas de su abrigo oscuro, la situación se asemejaba  a la de una ladrona en busca de alguna joya valiosa, cuando en realidad lo que pretendía era colarse en aquel sitio para verlo a él, nada más que a él; además, entrar desde allí le permitía una serie de ventajas por si se encontraba con una situación incómoda,  prefería no ser vista, y más sabiendo lo ridícula que se veía cuando lloraba; y aquella verja era su método de escape más rápido. Un empujón y se coló por una ventana cercana. Allí estaba él, justo como la última vez que lo vio, vestido de traje y con aquella sonrisa tan encantadora y deslumbrante. Detrás de aquel sillón tenía una vista completa de aquella recepción. Un anciano, una jovencita y él, todos elegantemente vestidos hablaban en aquel lugar. El señor apoyaba su mano en el hombro del chico mientras ella presentaba un claro rubor en sus mejillas, una chica coreana, debió de suponerlo, a fin de cuentas era el protocolo de aquel país, coreanos con coreanos, estaba claro que allí no había lugar para las extranjeras como ella y aquel pequeño y simple detalle comenzaba a dañarla de una forma exagerada

Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis…Poco a poco rodaban las lágrimas por sus mejillas tiznadas de negro por culpa de aquel delineado en sus grandes ojos achocolatados. Tomados de la mano aquella supuesta pareja se miraban ambos el uno al otro, creía verlo sonreír o por lo menos eso imaginaba su mente ya que solo alcanzaba a observar su espalda. En aquel punto solo tenía dos ideas rondando su cabeza, darle un futuro como se merecería y alejarse en silencio o luchar en vano por algo que jamás aceptaría la sociedad, porque a fin de cuentas, aquella persona que una vez la advirtió hoy había cumplido su promesa de alejarlo de ella y buscarle una esposa digna para él. Se sentía inútil por haber fallado en sus intentos de cambiar el destino y proteger lo que parecía una relación a largo plazo, y en sueños, quizás infinita; aún así,  a pesar de que sabía que sus manos eran demasiado pequeñas como para manejarlo nunca perdió la esperanza de poder verse feliz a su lado, pero ahora todo había cambiado, las manecillas jugaban en su contra no a su favor. A lo lejos se escuchaban unos gritos llamándola pero su corazón tapó sus oídos para no escucharlo más. Sus zapatos la llevaban calle abajo casi deslizándose por el asfalto negro, sus pasos ya no se percibían, había abandonado su intento de seguirla y eso apaciguaba su corazón, quizás aquella huída le haría más fácil el olvido al no ser retenida. “No me dejes” decían mientras abrazaban su cintura por la espalda de improvisto, “No te alejes de mí, por favor”, “Es todo una mentira”, “Te necesito”. Mezcladas con la llovizna sus lágrimas se secaban a pesar de la humedad del clima y el frío que desprendían aquellos brazos que no soltaban su cuerpo ¿Creer o no creer? ¿Seguir al corazón o a la razón? ¿Huir o afrontar la realidad? ¿La felicidad propia o la ajena?

“El final del amor es negro como un túnel, estoy muy asustada porque no puedo ver el camino; Como un desierto carmesí golpeado por el sol o como una persona sedienta suplicando; bésame cariño, rápido, antes de que la noche termine, día a día”

“Las lágrimas comienzan a caer otra vez, con el recuerdo de que te vas, dime que regresarás y que nuestro amor durará para siempre”

No hay comentarios:

Publicar un comentario