miércoles, 25 de julio de 2012

Naega Michyeogayo (Me estoy volviendo loco) - Capítulo 38


Debía haber aparecido una sonrisa en mi rostro cuando el doctor me confirmó que mi prometida estaba fuera de todo peligro y por suerte Kim no había llegado más lejos; pero había algo que me impedía hacerlo, aun seguía angustiado y no sabía porque era (*revuelve sus cabellos*) ¿Quizás era un presentimiento? ¿Acaso iba a pasar algo malo? No lo sabía, de verdad que no lo sabía, solo hacía leer y releer aquellos papeles blanquecinos que sostenía en sus manos: “abuso sexual”, “contusiones en piernas, muslos, brazos, abdomen y cuello”, “pequeña herida superficial en su labio inferior”, “rótula dañada”, “costillas fracturadas”…(*suspira*) Me sentía tan impotente, podía haber evitado todo aquello sino la hubiera dejado marcharse, debía haberla retenido pero no lo hice y ahora por mi culpa estaba así; si solo no me hubiera olvidado del compromiso ahora todo estaría bien. No tendría que aguantarme las ganas de llorar al ver su brazo izquierdo escayolado y las pocas fuerzas que tenía para poder andar, necesitaba de una silla de ruedas para moverse; y su piel, su piel estaba completamente arañada y amoratada, se quejaba si la tocabas levemente, me daba miedo hasta besarla o abrazarla por temor a dañarla. Sumándole todos los medicamentos que debía tomar a lo largo del día, nuestra casa parecía más una farmacia que un hogar. Se veía demasiado débil y delicada acostada en la cama de la habitación, y yo no podía hacer nada para remediar aquello
En las mañanas mi hermana iba a cuidar de Jia y de ella hasta que llegara yo en la noche para relevarla. Quería estar con ellas, me sentía mal por no poder estar a su lado cuidándolas pero el juicio me tenía completamente absorto, me pasaba las mañanas y las tardes metido en la estación de policía, en el juzgado o en el hospital, incluso había días que debía pedirle ayuda a mis padres porque tenía que pasar fuera todo el día, debía recoger todas las pruebas posibles para meter a ese idiota en la cárcel, tenía que pagar por todo lo que le había hecho a mi familia

- ¿Hyung? ¿Hyung estás ahí? – repetía Daesung desde la otra línea –
- Si perdona Dae, estaba sumido en mis pensamientos 
- No te preocupes hyung, entonces ¿no está embarazada? – preguntaba angustiado –
- No por suerte solo fue una falsa alarma, los vómitos y mareos fueron provocados por el tiempo que estuvo sin comer y dormir además de que la humedad de la cueva y la poca luz afectaron a su cuerpo
- Oh entiendo…- quedándose callado por unos segundos - ¿Hoy dormirás aquí? 
- No hoy no, hoy iré a casa, el inspector me dijo que se encargaría de los papeles que faltaban – algo aliviado – solo necesitamos unos testimonios más y ya estará todo listo para el juicio
- ¿Ya se sabe la fecha? 
- Si, será dentro de dos semanas – con algo de pena – Justo el día de nuestro aniversario…

Justo ese día se celebraría el juicio contra Kim ¿aún podían ir las cosas a peor? Subí el volumen de la música al máximo, si seguía así mis oídos sangrarían. Me sentía nervioso y encima aquel mal presentimiento no se marchaba de mi cabeza, rondaba mis ideas una y otra vez, solo esperaba que no le haya pasado nada ni a Jia ni a mi novia. Cuando llegué a la casa las luces estaban apagadas, era extraño, Dami siempre esperaba hasta que llegara él y luego se marchaba (*inquieto*) Cálmate Ji Yong, quizás solo se fue un poco antes porque debía hacer algún recado. Subí rápido los escalones y abrí la puerta con nervios, las llaves temblaban en mis dedos, al entrar a la casa una luz roja se encendió en mi cabeza, como si de una alarma se tratara (*arruga su nariz*), sabía que algo iba mal

- ¿Amor? ¿Jia? – cerrando la puerta - ¿Dónde estáis? – dejando sus cosas en la entrada –
Todo estaba en silencio. Algo nervioso fui hasta la cocina buscando alguna nota de mi hermana que me dijera que se había marchado antes, quizás tuviera una buena excusa pero por más que miraba no encontraba ningún papel escrito (*suspira*) 
- Appa, appa – se acercaba gateando la pequeña hasta su padre – Appa, appa – no paraba de llorar mientras abría sus manos para que la tomara –
- ¿Muñequita que pasa? – preocupado la carga - ¿Por qué lloras? – acariciaba su rostro -
- Appa, appa!! – lloraba cada vez más – 
- ¿Muñequita que te pasa? ¿Acaso estas enferma? – tocando su frente – No tienes fiebre…- pensativo - ¿Tuviste una pesadilla princesa? ¿Es eso?
- Appa ~!! – negaba con su pequeña cabeza –
- ¿Entonces qué es? Jia, dile a appa que te pasa no logro comprenderte – le secaba las lágrimas -
- Omma, omma!! 
- ¿Omma? ¿Qué pasa con omma? – latiendo su corazón rápido - ¿Jia qué le pasa a omma? ¡¡Muñequita!! – desesperado -
- Omma, omma!! – señalaba el pasillo mientras seguía llorando – Apa, Apa!!
- ¡¿Apa?!

Juraba que sentía como si hubieran detenido el tiempo en aquel preciso instante. En la cocina retumbaba solo el latido acelerado de mi corazón y mi respiración agitada junto al llanto de Jia. La abrazé fuerte contra mí y eché a correr hasta las habitaciones, no sabía dónde se encontraba, mi hija no podía parar de llorar eso me ponía más nervioso de lo que ya lo estaba. Abría y abría las puertas de toda la casa y no la encontraba, me estaba poniendo histérico, me recordó a aquella vez en la cueva cuando Kim la tenía; era exactamente la misma sensación: angustia, dolor, desespero, miedo…

- ¡¡Amor!! ¡¡Amor que te pasa!! – dejando a Jia en su cuna y corriendo hasta ella que estaba inconsciente en el suelo de la habitación - ¡¡Amor respóndeme!! ¡¡Amor!! – estrechándola entre sus brazos – ¿Mi vida que tienes? Amor por favor abre los ojos – revisándola - Por favor, por favor, por favor....- estallando en llanto - ¡¡Amor!!

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