domingo, 29 de julio de 2012

When...I miss U - Oneshot


Música de fondo para leer el texto ~~ [[http://www.youtube.com/watch?v=RaKEqIx3r48]] ~~


El atardecer comenzaba a apagarse con lentitud. El horizonte estaba decorado con pequeñas manchas negras que volaban de un lado al otro en la lejanía, el océano se tornaba amarillento debajo de aquel astro anaranjado que despedía otro día triste y melancólico. Hacía ya un año que ella ya no estaba a su lado, que ya no tomaba su mano o besaba sus labios al despertar ¿Su motivo? La dejo marchar por ganarse la felicidad de su amor a costa de sacrificar el suyo. Allí sentado en aquel banco que una vez compartieron para contar las estrellas bajo el firmamento azulado, se encontraba él, como todos los atardeceres de aquellos meses pasados. A las 8 se vestía con prendas delicadamente elegidas, llenaba su cuello de la fragancia favorita de ella y bajaba corriendo hasta el paseo marítimo, sentándose en aquel trozo de madera a esperarla. Aunque ya sabía que no aparecería, él la seguía esperando día a día, preparándose mentalmente a cada hora para imaginar que algún momento ella estaría delante de sus ojos y le sonreiría como siempre. Suspiró ¿A quién se suponía que quería engañar bajo aquella mascara sonriente? Bajo aquella fachada él se derrumbaba con los minutos ¿estaba bien? Bueno, eso le decía a sus amigos quizás por intentar convencerse de que estaba feliz y ver la vida más positivamente aunque en el fondo sabía que eso no era cierto, era solo otra estúpida mentira para pasar el día sin preocupaciones. La rutina comenzaba a convertirse en locura, todos los días después de trabajar hacía siempre lo mismo, llegar a su departamento, ducharse, arreglarse y bajar hasta aquel banco y esperar hasta quela noche llegara para así irse a la cama con lágrimas en los ojos, dando el día por finalizado para que a la mañana siguiente se repitiera aquel círculo en el que vivía preso. Hoy su rutina había sido rota y eso lo dañaban, habían interferido en lo que era un ciclo vital para él. Sus compañeros de trabajo lo habían arrastrado hasta un café cercano a la empresa para despejarse del supuesto estrés, una parte de él quería ir pero otra se negaba. En contra de todos sus pensamientos fue, ya que simplemente serían unos minutos que se tornaron horas, dando su reloj de pulsera las 7 de la tarde. Apresurado se despedía de sus amigos que no lo dejaban marchar, la rabia afloraba en las capas más bajas de su corazón, tenía que ir a ver el atardecer como todos los días y  casi ya era la hora indicada. Las luces de la calle comenzaban a encenderse y él aun estaba luchando por escapar de aquel lugar que a fuerzas abandono. Sus piernas corrían sin parar, llegaba tarde, llegaba tarde a aquella cita cotidiana a la que debía asistir y no podía perder, ya que quizás hoy sería el día indicado en el que ella volvería, porque…¿Ella vendría verdad? Si, claro que sí, ella vendría hoy. Tropezando con la gente y cayendo al suelo en varias ocasiones casi llegaba a la avenida marítima, solo estaba a unos pasos más, ahí estaba aquel banco solitario que lo acompañaba todos los días, aguardándolo en el mismo estado, viejo y vacio; solo que esta vez estaba adornado por el brillo de las estrellas. Nunca llegó a ver el atardecer aquel día. Las lágrimas rodaban por sus pómulos como un pequeño riachuelo, le dañaba haberse perdido aquel momento tan importante para él, sentía que su corazón pesaba demasiado y dolía, como podía haber sido capaz de perdérselo, solo un idiota podía perder aquella ocasión de esperarla una vez mas…
-          Babo…¿Por qué sigues esperando por mí en el mismo lugar?
Su voz, se escuchaba tan cerca y cálida como siempre. Aquellas mejillas tiznadas de un rosa pálido seguían igual que siempre, sus labios delgados que siempre lo invitaban a besarlos y aquella sonrisa tímida, todo era igual que siempre
-          Estas aquí – la estrechaba con fuerza – Has vuelto…
-          Oppa…¿Por qué te dañas de esta manera? No lo hagas por favor – con voz suave – Debes olvidarme, esto no te hace bien…
-          No puedo, no puedo olvidarte, no quiero – se aferra a ella – Te dije que jamás te olvidaría y cumpliré mi promesa
-          Pero oppa…
-          Jamás, jamás te olvidaré, no me lo pidas por favor, porque no puedo hacerlo…
-          No te sigas torturando de esta manera, sabes que no volveré y aun así esperas por mí sentado en el mismo banco todos los días a esperar ver el atardecer…babo…no volveré, ¿por qué no quieres aceptarlo? No te mientas más oppa…
-          Nunca perderé la esperanza de verte una vez más sonreír a mi lado – sonreía entre lágrimas – Ni aunque pasen años olvidaré todas las sensaciones y emociones que tuve junto a ti, me enseñaste a amar y a ser amado, a dar amor y recibirlo, me mostraste el gran refugio que era tu pecho y esos labios que me calmaban cuando estaba nervioso, cuando mordías el labio nerviosa, cuando mirabas a otro lado avergonzada o tartamudeabas cuando estaba demasiado cerca de ti, eso es algo de lo que no puedo deshacerme porque lo llevo conmigo, junto a mi corazón y la única forma de que se esfume es arrancándomelo del pecho
-          Intenta ser feliz oppa, por favor
-          Ahora ya lo soy ¿sabes por qué? Porque ahora te tengo entre mis brazos una vez más y a partir de este momento no te dejaré ir de nuevo

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