- - Señor Kwon, tranquilícese – me decía el médico
poniendo una mano en mi hombro – Solo ha sido una pequeña descompensación, las
medicinas que les recetamos son demasiado fuertes para su cuerpo , ahora mismo
le bajaremos la dosis para que no haya más sustos como este
- - ¿Está seguro de que es solo eso? – aún asustado
y nervioso –
- - Por supuesto, ahora cálmese, ya debe haber
despertado – levantándose del sillón que había en el pasillo del hospital – La
revisaré un momento y luego ya podrá pasar a verla
El alma me volvió al cuerpo al instante. Si le llegaba a
pasar algo me moriría, no podría soportar perderla una tercera vez, si tres,
incluso llevaba la cuenta. La primera fue cuando entré en la cárcel, la segunda
cuando la boda y está casi era la tercera vez que la llegaba perder, por suerte
no pasó a mayores y solo fue un pequeño susto pero si esta vez ella me hubiera
abandonado, no hubiera sabido que hacer…
…
- - Ji no tienes porque quedarte a cuidar de mí,
estoy bien – le decía mientras jugaba sobre la cama con Jia –
- - No pienso dejarte sola amor, no quiero que te
pase nada en mi ausencia – se acomodaba en la cama para jugar con el sonajero
de nuestra hija – Quiero quedarme con vosotras y encargarme yo mismo de vuestro
cuidado
- - Pero oppa tienes mucho trabajo que hacer en la
empresa – le arrebataba el sonajero de sus manos –
- - Ya me he encargado de eso – quitándole el
sonajero y tirando de ella hasta caer acostada en sus piernas – Dae me revelará
por estos días
- - Pero…- impedía con su dedo que hablara – Y CEO está de acuerdo con que me quede con
vosotras y más con el susto de hace unos días, así que no se hable más, me
quedaré aquí y no iré a ninguna parte
No me gustaba que Ji Yong faltara a sus deberes por mí
(*suspira*) y mucho menos que se quedara cuidándonos. Debí de haber dejado de
tomar las pastillas cuando empecé a sentirme mal, tuve algún que otro mareo y
algunos vómitos cuando las comencé é a tomar. Gracias a dios Dami me ayudo a
ocultarlo de Ji Yong, creímos que sería una enfermedad pasajera, como un
pequeño virus, así que veíamos algo absurdo asustarlo por una tontería como
aquella o por lo menos eso creíamos las dos
FLASBACK
- - ¿Seguro que estarás bien si me voy un poco
antes? – preguntaba Dami con preocupación en su voz –
- - Claro que sí unnie, Jia y yo estaremos bien – le
decía mientras amamantaba a mi hija – No te preocupes
- - Es inevitable no hacerlo, no me gusta dejaros a
solas y menos cuando están bajo mi responsabilidad mi familia y la de mi
hermano – acaricia la cabeza de Jia – Si Ji Yong se entera de esto me matará
- - No te preocupes no le diré nada unnie, será
nuestro secreto – contestaba sonriente -
- - Gracias – suspiraba -
Unnie tenía que marcharse hoy temprano, al parecer un
diseñador importante requería de su ayuda para el vestuario de una pasarela a
la que asistiría dentro de unas semanas en París. Se veía realmente preocupada
al decirme que se iría más temprano que otros días, seguramente Ji Yong la
había amenazado con algo (*pensativa*) Desde lo pasado con Kim, Ji está muy
protector con nosotras, no nos deja ni a sol ni a sombra. Cuando no nos cuida
Dami viene ommoni incluso en algún caso
a llegado a venir alguno de los chicos a cuidarme en sus días libres con la
excusa de que ya no nos veían muy a menudo, por lo tanto jamás estábamos solas
Aquel lunes me sentía igual que siempre, algo mareada por
los medicamentos pero no era nada de lo que preocuparse, mi cuerpo ya se había
acostumbrado a esos decaimientos después tomar las pastillas que me receto el
médico. La verdad es que no había nada anormal, solo aquel dolor que se había
hecho presente un tiempo atrás. Desde hacía unas semanas me habían empezado a doler las costillas, no
sabía el porqué, solo sentía como si me clavaran miles de cuchillos en mi
costado derecho, dolía demasiado, no podía evitar retorcerme de dolo a veces
solo que no debía hacerlo en frente de Dami y Jia, así que me escondía en el
baño por algunos minutos hasta que el dolor pasara. Esa mañana volvieron de
nuevo los dolores, así que una vez más los tuve que disimular, mi cuñada no
podía sospechar que me encontraba mal, sino avisaría a Ji Yong y no quería
interferir de nuevo en sus actividades en la empresa, me hacía sentir inútil el
que estuvieran pendiente de mi las 24 horas del día
- - Ya me voy – poniéndose sus zapatos – Ji Yong
llegará en dos horas, estaré aquí antes de que él vuelva a casa – colocándose
su chaqueta – Si necesitáis algo o Ji Yong aparece antes, llamadme por favor
- - Tranquila, lo haremos – acercándose hasta ella
con la silla de ruedas y Jia sentada en su regazo –
- - Adiós sobrinita – besaba la mejilla de la
pequeña – Cuídate cuñadita, no tardaré en volver
- - Adiós unnie
Jia y yo jugamos un rato a dar vueltas con mi silla de
ruedas por el salón. En tan poco tiempo me había acostumbrado rápido a
manejarla, no es que hiciera malabarismos con ella (*reía*) pero me podía mover
con soltura por la casa. A mi pequeña le encantaba cuando jugábamos así y la
verdad es que haría cualquier cosa por sacarle una sonrisa a mi bebé. Dejé un
momento de moverme, me empezaba a marear de dar tantas vueltas, así que llevé a
Jia hasta su cuarto y la dejé jugando en su mantita mientras yo leía un libro.
Apenas llevaba unos minutos leyendo y ya se me hacía raro no escuchar a mi
pequeña, últimamente solo había pronunciar sílabas y vocales sin sentido pero
esta vez estaba demasiado callada, bajé el libro asustada y no la vi en su
manta
- - ¿Jia? Cariño ¿Dónde estás? – buscándola asustada
con la mirada por toda la habitación -
- - ¡¡Ommaa!! ¡¡Omma!! – se escuchaba llorar fuera
de la habitación –¿Jia donde estás? –angustiada – Mi amor ven con omma
Me comenzaba a poner nerviosa. Estaba inmóvil, un juguete
estaba atascado en la rueda de la silla y el dolor en mis costillas aumentaba
cada vez que forcejeaba por moverme, apenas podía respirar. Seguí llamando a Jia pero ella no venía con
la poca voz que me quedaba, la escuchaba lejos, quizás estaba en el salón o en
el dormitorio, no lo sabía, de verdad que no lo sabía, solo quería salir a
buscarla y no podía por aquel estúpido aparato (*solloza*) La escuchaba llorar
una y otra vez, me estaba volviendo loca, así que opte por una única opción,
intentar caminar hasta ella. Usé todas
mis fuerzas y puse el peso de mi cuerpo en mis manos y me erguí, poco a poco
conseguía ponerme en pie, milímetro a milímetro estaba más cerca de conseguir
mi meta, hasta que un fuerte dolor en mis costillas hizo que perdiera la
concentración y el equilibrio, desapareciendo el color de los objetos que
habían a mi lado para convertirse en un paisaje blanco
FIN FLASBACK
No hay comentarios:
Publicar un comentario