domingo, 9 de septiembre de 2012

Rosas Azules - Capítulo 10




La noche paso extrañamente lenta. Miraba el paisaje boscoso desde la alcoba de su ventana, su hyung había salido en la noche a cazar así que no tenía que sentarse a esperarlo, sabía por costumbre que llegaría al amanecer, justo cuando el sol empezara a asomar por el horizonte. Ji  Yong desconocía en que lío se había metido, si Absidian había muerto como él había dicho, Ivory no descansaría hasta que él y Haeri estuvieran bajo tierra
 El clan de los Ventrue era una raza de sangre azul, o por lo menos ellos se definían así, si se les situara en la época medieval  serían una especie de corte o nobleza; gente con poder. Eran seres muy refinados,  con grandes modales, extremadamente delicados a la luz del sol, un vampiro normal podía mantenerse como máximo 2 segundos frente al sol antes de convertirse en cenizas, pero los Ventrue apenas en 1 segundo ya estaban desintegrados; aristócratas sin dudarlo, como las antiguas tribus mantenían el poder en un rey elegido por los súbditos, pero si este incumplía las normas del clan, era rápidamente asesinado por sus séquitos; lo único que no tenía límites para ellos era su sed insaciable, eran completamente despiadados a la hora de buscar sangre humana con la que alimentarse, no reparaban en la edad de la víctima, simplemente se dejaban llevar por sus instintos asesinos y mataban a aquel que se les interpusiera en su camino con tal de alimentarse; y a la hora de la lucha, simplemente era mejor no encontrarse con uno de ellos. El clan de los Hunters se pasaban los años formándose para la gran batalla, la que en este caso acababa de desencadenar la muerte de Absidian. Los grandes señores del consejo no tardarían en reunirse y declarar la guerra a su clan por la muerte de uno de los suyos, y aún más cuando se dieran cuenta de que ahora Ji Yong no estaba solo, sino que pertenecía a los Hunters, su eterno rival, pero eso era otra historia aparte. No podía asegurar cuanto tiempo tardaría aquel proceso, puede que días, semanas, meses o incluso años, pero estaba seguro de algo, tarde o temprano llegaría el momento
El reloj de cuco de la pared marcaba las 6 de la mañana, hora del entrenamiento. Se bajo con rapidez de la alcoba y se puso sus botas, hoy sin duda sería un día monótono y agotador; seguir a su hyung casi las 24 horas del día no era un plan muy animado para Deuk
-          ¿Ya es hora de ir a entrenar? – decía Don apareciendo de la nada, recostándose en su cama – Mi espalda…- se quejaba -
-          Si, hoy nos toca entrenamiento en el sur – sonreía mientras miraba a su hermano -
-          ¿Trabajaréis la resistencia? – poniéndose sobre sus codos – Es una pena perderse ese espectáculo  
-          Tú y tus bromas – guardaba algunas cosas en su mochila – hyung, recuerda que debes cuidar de Haeri mientras Ji Yong y yo estamos en el entrenamiento
-          En mi otra vida tuve que ser un ladrón para recibir tal castigo – tapaba su rostro con sus manos – Lo sé, lo sé, no hace falta que me recuerdes que debo estar de niñera de la chica humana – bufaba -
-          Ya debo irme hyung, nos vemos luego – atravesando la habitación con rapidez y sigilo  –
-          Deuk – lo llamaba su hermano –
-          ¿Si hyung? – retrocediendo unos pasos –
-          No te enamores de ella -observándolo con detenimiento –
-          No lo haré hyung – cerrando la puerta a su espalda – Oh! Ji Yong! – sorprendido – Pensé que dormías aún
-          Estoy despierto desde anoche, recuerda que nosotros no dormidos – escondiendo sus manos en su abrigo –
-          Cierto – avergonzado – Bueno, ¿estás listo para empezar con el “entrenamiento”? – poniendo entre comillas la última palabra –
-          Listo – respondía con firmeza –

¿Hasta qué hora dormiría la humana? ¿Hasta las nueve? ¿O quizás sería una de esas chicas perezosas que descansaba hasta altas horas del día? La noche anterior había saciado su sed así que no tenía porque preocuparse de nada, además, él era un vampiro formado, Don ya había pasado el entrenamiento y estaba listo para ser un guerrero. La sangre de los humanos no lo intimidaba, lo habían enseñado a contenerse las ganas de matar desde hacía tiempo pero aun así fue a cazar, no quería arriesgarse a una situación comprometedora. La llave giró lentamente en el agujero de metal, abriéndose con lentitud la puerta que unía las dos habitaciones, Haeri aun dormía así que se recostó en uno de los sillones que adornaban la habitación y se puso a mirar fijamente el techo de la sala hasta que despertara ¿Cuánto había pasado? ¿Un mes? ¿Dos meses? Hacía mucho que Lilith no aparecía por la fortaleza, no había tenido noticias de ella en varias semanas, le preocupaba que su amiga pudiera estar en algún aprieto, aunque sabía que ella era una vampira que no se metía en asuntos de otras personas, más bien era de las que preferían mantenerse al margen y no opinar. Aún no había podido hablar correctamente con Deuk sobre Ji Yong y la historia que había detrás, Lilith les había pedido que lo ayudara, era extraño en ella, muy extraño en una chica con un temperamento como él de ella, a veces era bastante fría y despiadada pero Don mejor que nadie sabía que aquello era simplemente una apariencia más para ocultar lo que realmente era
-          Buenos Días – lo miraba sentada desde la cama - ¿Llevas mucho esperando? – bostezando-
-          Acabo de llegar – sin dirigirle la mirada – Levántate, es hora de desayunar – incorporándose algo dolorido del mueble –
-          ¿Estas bien? Tienes mala cara – tono preocupado- ¿Necesitas algo?
-          Solo levántate y vístete, te espero fuera – desvaneciéndose – No tardes
El eco resonó en aquellas paredes de piedra envejecida, la humana aparecía delante de sus ojos con un aspecto que no había podido apreciar la noche anterior, ojos grandes, pero castaño oscuro, nariz pequeña y piel algo morena, le sería difícil integrarse entre los de ellos y más aun hacerla pasar por un vampiro si se dieran circunstancias peligrosas e inesperadas. Sus pasos seguían los de Don, los humanos se alimentaban de comida no de sangre, él había perdido el hábito de cocinar hace unos 10 años así que su ayuda no servía de mucho; además, el jamás había sido bueno en la cocina, siempre había sido Deuk el que se preocupaba por la alimentación de los dos. La capa negra cubrió el cuerpo de chico, la llevaría a casa de su ahjumma. Era la anciana más mayor del clan, una de las veteranas del consejo; vivía sola, bastante apartada de los demás vampiros, según la mayoría era una especie de bruja o maga convertida en un hijo de la noche

-          ¿Ahjumma? ¿Estás en casa? – retirando hacia un lado la tela que tapaba la puerta – Soy yo, Don
-          ¡Donnie ~! – dijo apareciendo una mujer de mediana edad – ¿Cuando pensabas visitar a esta pobre ahjumma? – acariciando sus mejillas – Estas delgado jovencito, ¿estás comiendo bien?
-          Si ahjumma, no te preocupes, estoy bien – retirando las manos de su rostro -  Te traigo una pequeña sorpresa – girando sobre sus talones – Te presento a Haeri – rodándose un poco para que la viera –
-          ¿¡Una humana!? – alzando la voz - ¿¡Qué hace una humana en mi casa?!

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