After all this time I have returned to update the fic "What Is Right?"!! I regret not having done it before but I've been busy with university exams. Luckily I finished, so I will devote to write this week off ^ ^!! Some of my followers had informed me that the "essence" of this story had changed slightly, so after much study I have taken my first chapters, I get that. As far as we know has been very well received, I hope you enjoy!! Thanks for reading!! Sarang Hae!!
Ya no estaba, simplemente se marchó. El médico miraba preocupado mi actitud, mis lágrimas no salían y mi rostro se mantenía sereno, probablemente pensaría que había caído en la locura, pero no era así. Mi bebé se había marchado, eso destrozaba mi alma, aquella pequeña criatura que habitaba dentro de mi vientre se esfumó. Mis ojos miraban a aquel hombre, mis oídos habían dejado de escuchar y mis labios se comenzaron a secar. Abrió la puerta y me dejó hundida en mi habitación. Miraba al techo de la habitación con melancolía ¿Por qué sentía que yo había sido la culpable de la perdida de mi bebé? ¿Por qué me culpaba de algo en lo que no participé? Cuando estaba con Ji Yong aquel sentimiento se incrementaba con los días, decidía asumir todas las consecuencias y apoyarlas en mis hombros, recriminándome y torturándome por unos errores que no eran míos. Y ahora hacía lo mismo, yo lo había matado, eso lo tenía claro. No fue el golpe al caer por las escaleras, fui yo ¿Era mi castigo cierto? No entendía porque Dios se empeñaba en hundirme más y más. Semanas sufriendo por él, llantos incontrolados, mareos, vómitos, ataques de ansiedad ¿Por qué demonios tenía que pagar de esa manera? ¿Qué había hecho yo para merecer todo esto? Mi bebé no tenía culpa de nada, no era el motivo por el que me marché lejos de Ji Yong, y aunque quisiera decir que fue por él, no podía hacerlo, Ji no sabía de mi embarazo.
Perdida. Me encontrada perdida en aquel mar de incertidumbre y dudas. Ji Yong estaba ahí, detrás de la puerta, escuchaba sus llantos, seguramente ya se había enterado. Suspiré tan fuerte como pude, al final las lágrimas inundaban mis mejillas. Ardían en mi piel, quemaba, pero mi interior estaba mucho peor. La soledad me había cambiado por completo, aquella sonrisa de mis labios desapareció, mi paciencia y mi perseverancia...Ya no sabía quien era o en qué me había convertido. Toda aquella situación me agitaba, por un lado sentía felicidad, él había vuelto. Me sentía idiota por correr hacia él después de lo que me hizo, pero ahora lo necesitaba, y demasiado. Pero por otro lado, mi bebé se marchó ¿Por qué demonios estaba así? No se comprendía así misma, no sabía que hacer o que pensar, tanto sentimientos y sensaciones. Tantas cosas y no saber como enfrentarlas con madurez. Una vez más supuso que lo merecía, debía haber pecado de algo para recibir semejantes golpes que le daba la vida, pero ahora algo le preocupaba, su futuro era incierto en ese momento ¿Ji Yong se quedaría con ella o se marcharía? ¿Se alejaría o se mantendría a su lado a pesar de todo? La puerta se abrió. Sus ojos estaban hinchados, sus puños estaban cerrados fuertemente, su mirada estaba llena de tristeza y su piel estaba más blanca de lo que recordaba, al verla intento mantener la compostura. Tan malcriado como siempre pensó. Él no sabía cuanto lo amaba, realmente que no lo sabía, juraría que con palabras nunca llegaría a expresar aquello que sentía. Era algo difícil de explicar, como decirle que cuando el cielo estaba cubierto de nubes oscuras y aparecía él aquella estrella en el firmamento brillaba con intensidad, como decirle lo afortunada que se sentía al tenerlo a su lado, como demostrarle que para ella solo existía él.
- Me vengo a despedir…
- ¿Qué? – paralizándose
- Me vengo a despedir, me vuelvo a Corea – bajando la cabeza – No quiero causarte más problem…- fija su mirada en ella - ¿Amor que te pasa? ¿Amor? – moviéndola – Amor estas blanca, que te pasa – asustándose
- ¿T…te…vas? – con la mirada triste
- Si, perdóname pero no puedo superar lo de tu beb…- callándose
- Nuestro bebé…- dice ella – Era nuestro hijo Ji Yong – se escapan algunas lágrimas de sus ojos
- ¿Qué? – temblando – Pe…pero…- enmudeciendo – Oh díos mío…- comenzando a llorar amargamente - Dime que no es verdad por favor...- ella solo bajó el rostro - Porque...porque...- repetía una y otra vez
- Ji Yong-shii – acariciando su pelo – No llores por favor – él no respondía – Ji…- llamándolo
- Amor…- entre llantos – Lo siento…esto…esto es por mi culpa – tapando su cara
- No Ji, claro que no – bajando sus manos – Ven aquí – abrazándolo – Shhh no llores por favor – apretándolo más contra ella – Todo estará bien…
¿Se estaba engañando de nuevo a ella misma o realmente todo estaría bien? Aquel enojo e ira que aguardaba en el rincón de su corazón desaparecieron por un momento, en aquellas lágrimas pudo notar que Ji Yong de verdad estaba sufriendo por todo lo sucedido, había algo en sus ojos cansados que le decía que él realmente estaba arrepentido de todo, que sus intentos de arreglar la situación era porque deseaba estar a su lado, pero si de verdad era así ¿Por qué sentía que su corazón acallaba algo? ¿De nuevo le ocultaba cosas? Su llanto hacía que mi corazón doliera con intensidad, notaba que sus lágrimas humedecían mi ropa, como su cuerpo temblaba por completo. Su olor la tranquilizaba, sintió paz al tenerlo entre sus brazos, volver a ser aquella persona que acariciaba su cabello y lo consentía mientras él se desahogaba. Sentir de nuevo que era su novia y no una completa desconocida que a ojos de los demás era su chica. En los últimos años llegó a creer eso, que solo era un objeto, que Ji la tenía para apaciguar aquella soledad que reinaba en él, pero sus teorías se tambaleaban ¿Qué estaba pasando? Unas manos acariciaron su vientre con ternura, notaba…notaba…¿Qué era lo que notaba en realidad? Su corazón y su mente estaban cada vez peor, aquella incertidumbre de saber si estaba actuando bien o mal la estaban matando lentamente, el tenerlo con ella, esas ganas de besarlo y acurrucarse en sus brazos, escuchar un te amo de sus apetitosos labios; pero se sentía incapaz, incapaz de actuar. Su interior grito muy fuerte, sentía que se debilitaba por momentos, aferró a Ji Yong contra su pecho sin dejar de acariciarlo. Movió su rostro encontrándose con sus ojos, perdiéndose de nuevo en ellos. Un gran vacío y una oscuridad los cubrían, aquel brillo tan especial que tenía ya no estaba.
- No te preocupes Ji…- acariciando su rostro – Deja de torturarte por favor – con voz apagada
- Perdóname amor – juntando sus frentes – De verdad lo sient…- ponen un dedo en sus labios
- Shh…no digas nada por favor – rozando sus labios - Sólo bésame…
Aquellos labios, aquel tacto. Lo besó algo desesperada, lo extrañaba tanto. Notó su peso encima de ella, como sus dedos acariciaban sus caderas, como sus besos eran leves y delicados ¿Acaso temía dañarla? Sus ojos se cerraron con fuerza, pasó sus brazos por detrás de su cuello y lo atrajo hasta ella. Llamadla estúpida e idiota, pero esta vez quería que pasara, necesitaba sentirlo una vez más. Si de verdad la iba a abandonar, por lo menos que le dejara una parte de él con ella, solo pedía una noche cerca de su piel sintiendo de nuevo su calor rodear su cuerpo. Notar su respiración agitada mezclada con la de ella, aquellos jadeos cerca de su oído. Que al abrir sus ojos viera que de nuevo había sido suya y de nadie más, quería desmentir aquel sueño que creía que vivía. No lo retendría con ella, él quería alejarse y debía comprender su posición. Pero rezaba que aquella noche solo fuera de ellos dos, solo ellos dos. Sin gritos ni llantos, sin discusiones ni peleas, solo su amor. Que se despidiera de ella antes de dejarlo marchar, porque eso se suponía que era ¿Verdad? Una despedida, Ji Yong se marcharía a la mañana siguiente, esa era la realidad. Pero esta vez dejaría de pensar en las consecuencias y se centraría en ser egoísta, muchas veces dejo de pensar en lo que las cosas significaban para ella, ignorando sus deseos y pensamientos, pero hoy no lo haría. Liah esa noche sería de Ji Yong, y Ji Yong sería esa noche de Liah, porqué así quería que fuera la última vez que lo vería.
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