lunes, 26 de diciembre de 2011

Rosas Azules - Capítulo 3


Los primeros rayos de luz se colaban por el techo de la cabaña incidiendo en aquellos dos cuerpos que se mantenían abrazados. Perezosamente abrió sus ojos, no deseaba despertar, estaba demasiado cómoda entre sus brazos, podía sentir algo de frío, pero daba igual, Ji Yong estaba a su lado cobijándola. Comenzó a dibujar figuras sin sentido en su piel mientras esbozaba una sonrisa en sus labios. Aún no creía lo que había pasado, por un lado sentía pánico, aquella mujer podría volver a por ellos, pero por otro estaba feliz, sabía que Ji Yong no la abandonaría, que la protegería de cualquier cosa. Su corazón se sentía tan agradecido, lo amaba, no lo negaba, y juraba que por él vivía. Pero más amaba cuando de sus labios salían aquellas dos palabras que disipaban cualquier tormenta que oscureciera su cielo, porque él era el único que tenía ese poder.

- Buenos Días amor - sonriente
- ¿Ah? – levantando la vista – Buenos Días Ji – sonrojada - ¿Llevas mucho despierto?
- Supongo que sí – ríe - ¿Qué haces? – mirando como la chica jugaba aún con sus dedos
- Nada…- escondiendo sus manos 
- No las escondas – tomando sus manos – Me gustaba lo que hacías – algo vergonzoso
- ¿Si? 
- Si – sonrojado 

Le encantaba verlo así. A pesar de todo, aún se podía apreciar ese tono rosado en sus mejillas al ruborizarse. Sus ojos lo miraban fijamente. Recorría con su vista cada parte de su lindo rostro: sus ojos, sus mejillas, su nariz y…sus labios. Bajo rápidamente su cabeza al notar como se quedaba mirando tontamente su boca, sus mejillas se tornaron rojas, haciendo que un golpe de calor recorriera toda su piel.

- ¿Qué paso amor? – riendo levemente 
- Nada – mirando las sábanas de la cama
- ¿Seguro? – levantando su rostro para verla
- Si – sonrojándose – Mejor preparo algo para desayunar – levantándose de la cama

Su cuerpo temblaba de arriba abajo ¿Cómo podía sentirse así? Notaba su mirada fija en ella y eso la ponía más nerviosa aún. Habían pasado muchas cosas entre ellos en pocos días, demasiados diría ella. Pero dudaba de algo. Ella una persona que nunca se entregaría a nadie a menos de que hubiera sentimientos de por medio, pero hizo el amor con Ji Yong sin oponerse ¿Pero por qué? Ji Yong había dicho que la amaba pero en realidad no eran nada ¿no?

Quería pensar que eran algo, que podían tener una relación. Desde que lo conoció siempre soñó con ser su novia, pero a fin de cuentas solo era la compañera de su mejor amigo. Nada les unía. Ha decir verdad habían cruzado pocas palabras, por no decir ninguna. Y de la noche a la mañana se le declaraba ¿Cómo debía tomarse eso? ¿Jugaba con ella? ¿Eran verdad sus sentimientos? Suspiró y apoyo su cuerpo en la mesa con una sonrisa triste en su rostro. Quizás después de todo no fuera buena idea convertirse en lo mismo que él. Ni siquiera se entendía a su misma, hace unos segundos se sentía la joven más feliz del mundo y a los pocos minutos la más desgraciada, como si de una mendiga de amor se tratara; ahora dudaba hasta de sus propios sentimientos

- ¿Estas bien? – poniéndose delante de ella y pasando sus brazos alrededor de su cintura
- ¿Ah? – levantando el rostro – Si claro – bajándolo de nuevo
- Creo que no eres sincera – levantando su rostro – Tus ojos acaban de perder el brillo que tenían hace un momento – acariciando su mejilla - ¿Acaso he hecho algo mal? 
- Pues…- dudosa – No lo sé…- suspirando – Mejor iré a dar un paseo…- levantándose y dándole la espalda
- No por favor – tomando su brazo – Espera…
- ¿Qué pasa Ji Yong? – sin mirarlo
- Es peligroso que salgas sola – entrelazando sus manos – Mejor quédate...
- Necesito tomar el aire, además, no me pasará nada – ríe para si misma – Tu estas para cuidarme, ¿verdad? – soltando su mano



La situación se le salía de sus manos. De un momento a otro su humor había cambiado. Se preguntaba una y otra vez que era lo que se le pasaba por la cabeza ¿Quizás actuó mal? ¿Dijo algo que la dañara? Absorto en su mundo debatiendo lo que había pasado, perdió de vista a la chica. De nuevo había salido. Era de día, sabía que aquella horrible mujer no saldría a esas horas, no se arriesgaría. Pero no podía evitar estar inquieto, quizás no fuera el único ser que andaba suelto por el bosque.



Cogió un palo y comenzó a dibujar en la tierra húmeda. Intentaba borrar sus pensamientos, dejar su mente en blanco, pero por más que quería no podía. Ji Yong ocupaba su cabeza y su corazón. Unas pequeñas gotas comenzaron a caer, rodando por su rostro aquellos diamantes nítidos que se fundían con sus lágrimas. Quería hallar respuestas, las necesitaba, sino juraría que se volvería loca. 
Aunque después de todo, quizás no debería darle tanta importancia a aquello. Mañana se marcharían y con sus despedidas se irían los te amos y las caricias. Él se olvidaría de todo y ella…ella se sumiría en un gran vacío.

- Enfermaras
- Márchate…- sin ánimos
- No te dejaré aquí sola – levantándola con cuidado
- Ji Yong déjame
- No lo haré – abrazándose a su cadera - ¿Qué hice mal?
- Ji Yong, por favor…- intentando soltarse
- Amor…- buscando sus labios – Mírame por favor…
- Mmm…- negándose
- Mi princesa…- tomando su rostro en sus manos 
- ….- comienza a llorar –
- No…- en un suspiro – No llores por favor…- abrazándose a ella dejando que se apoyara en su pecho 
- Ji…- agarrando fuertemente su ropa
- Shhh…- besando su cabello – Tranquila…- aguándose sus ojos

¿Por qué era tan reconfortante estar en sus brazos? ¿Por qué aquellas simples palabras podían calmar su llanto? ¿Por qué? 

- Te amo…- buscando de nuevo sus labios
- No lo digas…- entre llantos - No lo digas Ji Yong
- ¿Pero por que? –extrañado – No te miento amor, yo te am…
- ¡¡No lo digas!! – alzando la voz – ¡¡Te dije que no lo dijeras!! – retrocediendo un poco y tapando su rostro con sus manos - ¡¡Deja de mentir!!




No hay comentarios:

Publicar un comentario