jueves, 1 de diciembre de 2011

What is right? - Capítulo 8



Las lágrimas corrían por su rostro. La quería de vuelta con él, pero sabía que era estúpido pedirle que no se alejara de su lado. Desde un principio fue él el problema, el que arruinó su relación. Aquel que se marchaba a beber y ni siquiera se acordaba de sus actos. Aquel estúpido que ahogaba sus penas en un vaso de alcohol en una discoteca todos los fines de semana, ignorando por completo que alguien lo esperaba en su casa, preocupada y asustada por lo que le pudiera pasar.

Una sonrisa triste se dibujo en su cara. No le quedaba nada, ella se lo había llevado todo. Su amor fracasó, aún así quiso arreglarlo, hizo lo posible pero por más que quería nada cambiaba, al revés, empeoraba las situaciones. Quizás esa era la razón por la que se daba a la bebida, impotencia. Esa palabra era la primera de su diccionario. Quería darle todo, en cambio sentía que no le daba nada, sólo más problemas.

Sumándole los “supuestos engaños”, que ni siquiera eran reales. Pero tampoco se molestó en explicarlos, solo ponía excusas. Sabía que no creería su verdad, así que se dio por vencido. En ese sentido su mente estaba tranquila, nunca había echo el amor con ninguna mujer que no fuera su novia. Aquella vez que Daesung y ella lo encontraron en su auto con aquella chica en sus caderas, estaba completamente borracho, eso no lo desmentía, pero no tocó a aquella mujer. Al contrario que ella, que se aprovechó de su poca razón para sacar algo de privilegios ¿Quizás un trocito de fama? Rió para él mismo, que persona que no se acercara a él deseaba fama. Todos menos ella. Era la única que lo amaba por quién era, no por lo que tenía. Y aún así, él se encargó de alejarla de el.

Seguía con la mirada aquel auto que se alejaba a lo lejos con el corazón desgarrado. Quería correr detrás de ella, detenerla, pero ¿Para qué? Sus palabras lo habían dejado claro, lo odiaba. Lo odiaba por lo que había echo, por aquella estúpida chica que dormía en su cama y que al igual que otras se aprovechó de él.

-          ¿Oppa no entrarás? – decía la chica asomándose a la puerta que daba a la calle
-          Márchate de aquí – con rabia – No quiero verte
-          Pero oppa…
-          Te dije que te marcharás – con lágrimas en sus ojos – ¿Ya tienes lo que querías verdad? Felicidades, gran actuación. Te dije que me trajeras a casa no que te metieras en mi cama
-          Es que estaba cansada y tenía frío oppa – justificándose
-          Me da igual, tenías que haberte marchado – enojado – Por tu culpa se ha ido y no volverá
-          ¡¡No me culpes por tus errores!! – recogiendo su ropa – Ya me marcho – vistiéndose y marchándose – Se feliz con tu soledad

Dejo caer su cuerpo al suelo. No quería aceptarlo, pero tenía razón, Liah se había marchado de su lado por sus errores ¿Qué haría ahora? ¿Qué es lo que debía hacer? No podría vivir sin ella, sin sus besos, sin sus caricias, sin su presencia. La echaba de menos, se odiaba a si mismo por todo lo que le hizo, pero quería ser egoísta, quería que volviera, que no se alejara de él. La quería a su lado. Los lamentos eran en vano, sabía que no los escucharía al igual que sus llamadas, no las cogería, ni siquiera respondería a sus amigos. Lo ignoraría todo, incluyéndolo a él.

Se sentía tan miserable. Perder al amor de su vida por comodidad, por no haber intentado explicarle las cosas del principio, por no decirle que bebía por ella. Se sentía indefenso e inútil a su lado. Ella era perfecta y él no, todo lo hacía mal. Siempre estaba pendiente de su trabajo, se olvidaba de las fechas importantes y ni siquiera se daba cuenta de todo lo que ella hacía por él.

Y se sorprendió cuando le preguntó en la playa si le gustaba su cuerpo. Claro que le gustaba, la amaba, la amaba completamente. Todo en ella le gustaba, sus ojos, su pequeña nariz, sus labios, su sonrisa, su dulzura, todo. Muchas veces evitaba quedarse mirándola fijamente, se sentía ruborizado al quedarse inmóvil admirando su belleza. Como si fuera un adolescente ocultaba su sonrojo virando la cara o esbozando una sonrisa nerviosa.

Deseaba por un segundo poder estar en su cabeza. Quería saber si ella se encontraba en la misma tempestad que él, porque si era así no se lo perdonaría. Los te amos y las rosas ya no servían, lo había dejado, se marchó. Un simple lo siento por teléfono no se la devolverían, tenía que demostrarle que realmente la amaba, que nunca la engaño pero como podía hacerlo. Se sentía débil y sin fuerzas, Liah era su vida y sin ella no tenía motivos para seguir adelante ¿A qué se debía aferrar para intentar cambiar?
¿A qué?


1 comentario:

  1. :o :o :o Nooo pobre Liah, Bueno lo que oppa iso estubo mal Pero lo utilizaron :( Esto es mejor que crepusculo :) Ma gusto mucho

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