miércoles, 30 de noviembre de 2011

What is right? - Capítulo 6


Monótona. Así podía definirse la que había sido la noche anterior. Unas cuantas sonrisas y unas lindas palabras cerca de su oído. De nuevo había vuelto ha pasar. Ansiaba tenerlo para ella, pero sus problemas no la dejaban aprovechar lo poco que le quedaba de él. Porque realmente ya no le quedaba nada, más que sus engaños y sus lágrimas de cocodrilo. Normalmente después de que le pidiera perdón su humor cambiaba, se sentía más viva, más querida, pero esta vez no fue así ¿Por qué no? ¿Acaso había perdido el interés?

Se levantó de la cama sin hacer ruido y se fue a bañar. No recordaba haber llegado a su casa, pero seguramente Ji la habría cargado hasta su cuarto. Abrió la ducha y dejó caer el agua sobre ella. Nunca se fijaba en su cuerpo, ni siquiera se molestaba ya en arreglarse para su novio. Pero bajo aquellas gotas se fijo por un momento en ella, no tenía un cuerpo idílico, pero mínimamente era bonito. Tenía las piernas largas y unas lindas caderas, tenía pecho no demasiado pero con ello se conformaba, manos finas, un cuello algo largo y un vientre plano. Se suponía que era un gran belleza, normalmente cuando iban a eventos Ji solía presumir de novia, aún así nunca se sentía lo suficientemente guapa para él ¿Quizás debería cambiar? No solía arreglarse demasiado, la mayoría del tiempo estaba en vaqueros y con una camiseta, sólo utilizaba vestidos para ocasiones especiales. A lo mejor ese era el problema. Salió de la ducha y tomo su ropa poniéndosela rápidamente para salir a su cuarto.

Abrió su armario y comenzó a buscar entre su ropa: vaqueros, camisas, vaqueros, camisas, un vestido, vaqueros, camisas…No podía creerlo, su fondo de armario se reducía a eso. Tomó su bolso y salió a comprarse algo de ropa, suponía que no le vendría mal ¿no?

Para ser tan joven era algo especial en cuanto a elegir ropa. No le gustaba comprar la misma blusa que utilizaba el 80% de la población, ni tampoco llevar el mismo peinado que todas las chicas del país. Le gustaba ser original, crear su propia tendencia, experimentar, en eso se parecía a Ji, algunas veces podían llegar a ser algo estrambóticos, pero no importaba, porque era su forma de ser y de mostrarse al mundo. Eligió algunos shorts y algunos vestidos, al igual que algunos complementos y sin más, salió del centro comercial. A decir verdad no era como las demás chicas, no le veía ningún interés en ir de compras, al contrario que su novio, el cual se emocionaba cuando veía una tienda nueva.

Ji no llegaría hasta dentro de una hora, así que decidió arreglarse para él. Dejo las bolsas en su cama y de entre lo que había comprado se decidió por un vestido azul diamante, era muy sencillo: corte en forma de corazón con unas finas asillas y un pequeño lazo que rodeaba su pecho. Un poco de lápiz de ojos y colonia y ya estaba lista. Tampoco quería aparentar que saldría de fiesta, solo que Ji se fijara en ella.

Miró de nuevo su reloj, aún faltaban 20 minutos para que llegara ¿Qué debía hacer? Mentalmente repasó lo que había hecho: el almuerzo, alimentar a sus cachorritos, limpiar la casa y arreglar su habitación. Se mantuvo dudosa por algunos segundos hasta que se decidió por leer algún libro, hacía tiempo que no leía, le vendría bien distraerse.

-          Buenas tardes amor – dijo con desgano entrando en su casa – He llegado – dejando su maleta en la entrada
-          Hola Ji – con una sonrisa en su cara - ¿Qué tal te fue en el trabajo?
-          Mmmm – perezoso – Maal, estoy agotado – tirándose en uno de los sillones
-          ¿Qué te tocaba hoy?
-          Ensayo general, los chicos no estaban muy animados, así que como mínimo repetimos cada baile 5 veces – cerrando sus ojos – quiero dormir

No sabía si debía reir o llorar, ni siquiera se había fijado en como se había arreglado para él. Quizás era aún precipitado, en su corta conversación la había mirado una o dos veces, creía que suficientes para verla, pero quizás se equivocaba.

-          ¿Primero no quieres almorzar?  - dejando el libro en la estantería
-          No, no tengo hambre – levantándose del sillón – Me voy a la cama – acercándose a ella, le da un corto beso en los labios y se marcha a la habitación

Una sonrisa se triste se dibujo en su cara. Era idiota, pensar que se fijaría en ella. Ni aunque se retocara el cuerpo se daría cuenta de su cambio, era completamente invisible para él. Necesitaba salir de allí, tomar el aire, despejar sus pensamientos. Tomo su móvil y marcó su número.

-          ¿Oppa?
-          !!Unnie¡¡ - eufórico – !!Hacia mucho que no me llamabas¡¡ ¿Acaso pasó algo? – preocupado
-          No tranquilo, te llamaba para saber si estabas ocupado – algo nerviosa – Quería salir un rato a tomar el aire, pero sabes que no me gusta caminar sola por la calles de la ciud…
-          ¡¡Te acompaño!! – sin dejarla terminar – En 10 minutos estoy ahí
-          Pero no me has dejado acab…
-          ¡¡Ahora nos vemos unnie!! – cortando la llamada

Con razón era el maknae. Seung Ri a veces podía ser algo inmaduro e infantil, pero en el fondo era un chico muy simpático y cariñoso. Sabía que con él siempre podía contar para lo que fuera, al igual que con Daesung, mientras que con Tae Yang y TOP la relación era menos, apenas entablaban conversación y cuando lo hacían intentaban no abrir la boca, como si ocultaran algo. A veces creía que ellos sabían algo que yo desconocía, pero prefería ignorar ese sentimiento. No quería ponerse melodramática.

Con cuidado entró en la habitación. Ji Yong dormía graciosamente en la cama, su cabeza estaba donde debían ir sus pies, y sus piernas en la almohada. Las mantas se amontonaban en el suelo mientras que su cuerpo lo tapaba una pequeña sábana, a su lado Gaho dormía plácidamente. Había olvidado cuan rápido se dormía su novio cuando estaba cansado, casí que debería apuntarlo en el libro de los record guiness del mundo.
Cogió de su mesita de noche un pequeño bolso y le puso dentro su cartera, las llaves y algún objeto más. Justo cuando iba a salir comenzó a sonar el su móvil, era Seung Ri. Rápidamente lo apagó, esperaba no despertarle. Se giró lentamente para verlo y seguía igual, ni aunque le cayera una bomba a su lado se despertaría.

Estar con VI era bastante entretenido. El pequeño hacía bromas la mayoría del tiempo, pero lo gracioso era que ni la mitad de ellas eran buenas, aún a pesar de eso se reía con sus gestos. La verdad, era bastante expresivo. Podías adivinar perfectamente sus estados de ánimos. Andaba algo desganado, su carita se mantenía algo triste, probablemente no había comido en todo el día, pero no se preocupaba, sabía que en cualquier momento le pediría ir a tomar algo.

-          Unnie…- la llama nervioso
-          ¿Si oppa? – sonriendo para si misma
-          ¿Tienes hambre? – jugando con su camisa
-          Pues la verdad es que sí, ni siquiera almorcé – riendo
-          ¡¡Oh!! ¡¡Entonces vamos a comer!! – tirándo de ella – ¡¡Se de un restaurante que hace comida buenísima!!

Debía reconocerlo. Cuando pasaba tiempo con el maknae se olvidaba de sus problemas. Con Dae era algo parecido, la única diferencia es que el buscaría algún momento para preguntarle sobre su fatídica relación con Ji Yong, en cambio Seung Ri ni siquiera se preocupaba por eso, sabía que no era de su incumbencia, así que no preguntaba nada al respecto. Y sinceramente, se lo agradecía.

-          ¿Dónde estabas? – abriendo la puerta
-          Salí a dar una vuelta – dejando su bolso en la entrada
-          ¿Con Seung Ri? – viendo como su amigo se despedía de ellos desde su auto
-          Si – quitándose la chaqueta
-          ¿Te arreglaste? – dándose cuenta de que estaba algo cambiada
-          Si, ¿No me habías visto? – algo arrogante – Llevo así desde que llegaste de trabajar ¿Acaso no te diste cuenta?
-          Yo…amor…- nervioso – Yo…
-          Déjalo Ji, estoy acostumbrada

Bajó su cabeza y se marchó. Lo sentía por él, pero no entendía el porqué de tanta pregunta, no era una niña pequeña. Y quizás fue algo dura con él, pero creía que tenía suficientes motivos como para tratarlo así, aunque en realidad no fuera una persona vengativa, en aquel momento deseaba hacerle pagar por cada uno de sus engaños. Pero sabía que actuaría mal, debía dejarlo pasar, ceder como hacía siempre. Porque a fin de cuentas ¿Qué estaba bien y que estaba mal?


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